Ya en el siglo XIX Don José María Esteva, poeta criollo nacido en Veracruz, es uno de los primeros que usa el término "jarocha" para describir a la linda muchacha que vive en la costa y baila los sones de tierra caliente en tarima portando con gracia este traje que en ocasiones se elabora en tonos color pastel: rosa, azul, amarillo y verde pálidos, pero que generalmente vemos en color blanco. La jarocha también lleva un rebozo de seda que combina en color, con el listón que adorna su cabello trenzado, alrededor de la cabeza, sobre la oreja prende con gracia y coquetería un ramillete de rosas naturales, colocadas de acuerdo al estado civil de la portadora: del lado izquierdo, si es soltera, y del derecho si es casada; y como toque de elegancia, encajado en el cabello el peinetón o cachirulo de carey. Adornado con filigrana de oro y perlas. Este elegante vestido va aderezado con alhajas, que como tradición, pasan de una generación a otra: aretes largos, camafeos, cadenas de oro, guardapelo, corales; y entre sus manos inquieto, como pájaro que desea volar, el abanico que se mueve al son que le quieran tocar.
Así las jarochas vestidas con gran elegancia aparecen con su gracia innata, con su alegría sonrientes bulliciosas y bailadoras, portando el precioso vestido que con orgullo muestran en las fiestas y fandangos, que como espuma de mar rematando las olas se moverán al son de la jarana y el requinto. (Tomado de veracruz.gob.mx)